Hoy conversé con Dios y lo note medio extraño
Y le dije: ¿Qué te pasa? ¡Estás muy raro!
Y ÉL me dijo: ¡Es a causa de tus hermanos!
¡Es que cuenta aún no se han dado!
¿Cuenta de qué? Le dije: Dios Mío
De que sacrifique a mi hijo por haberlos querido
Y ellos sin piedad dejan morir a sus hermanos de frío
Pudiéndoles dar ese cálido y confortable abrigo.
Y yo le dije: Dios perdóname si te he herido
Por no hacer caso a tus designios
Por no ser buen hermano, buen amigo
Ten piedad de mis hermanos y de mi Dios mío.
Y el respondió: No te aflijas no soy un extraño
Y aunque pena tenga, de amarlos no paro
Lo único que quiero es que estemos más cercanos
Que amar debemos, que no esperemos sentados.
Así hijo mío el cielo estaría aquí
Y la ocasión de pecado se alejaría
Ya no habría tristezas, todo sería alegría
Si tan solo se acercaran más a mí.